Haiku nº 2 TOKIO BLUES. LLanto por Japón.


Llantos samurais,
Los templos hundidos,
Nada queda ya.

No sonaron las sirenas cuando la gran ola del pacífico arrastró  pueblos enteros,
miles de casas, barcos y ciudades desaparecieron bajo el barro.
Agoniza el Ikebana y mueren los cerezos en flor.
Los Samurais lloran de impotencia.


La gran ola arrasa las costas de Japón, la tierra se hunde, destroza casas barcos y ciudades, los perros ladran, los dragones agonizan.

Miles de desaparecidos, templos hundidos, barcos en los  tejados, se quiebran los cerezos recién florecidos, la seda de los Kimonos se incendia, desaparecen los templos, las aldeas y las casas de madera, arden los bosques de Arces.

Millones de automóviles  yacen aplastados entre el barro, la central nuclear de Fukushima está ardiendo, sus reactores  a punto de estallar, se revive el drama de Hiroshima y  Nagasaki.

¿Quien puede luchar contra las catástrofes? El  afilado acero de la Katana del Smurai no puede combatir contra las olas del Tsunami.

F. Cienfuegos

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